Residuo Cero se basa en la reducción de la producción en primer lugar, en la preparación para la reutilización en segundo lugar, y después el reciclaje. La mejor forma para realizar estos procesos consiste en separar y recoger los residuos en diferentes tipologías. Para empezar es fundamental hacer una buena gestión de los residuos orgánicos para su compostaje.
Aunque vivimos en un planeta de recursos limitados, su extracción global continúa aumentando de forma desorbitada. La Unión Europea es la región del mundo con más dependencia de recursos naturales procedentes de fuera de su territorio; desde metales preciosos a agua, desde plástico a textil. Todo esto con las consecuentes emisiones de gases contaminantes y el uso de tierra que se necesita para producir cada producto que consumimos.
Al mismo tiempo, nuestro modelo económico lineal, «extraer, producir, consumir, desechar» (o lo que es lo mismo, “comprar, usar y tirar)”, termina con una cantidad asombrosa de materiales valiosos, en realidad recursos, que se tiran diariamente a la basura. Cada europeo generamos casi 500 kilos de residuos urbanos al año, el doble de lo que generábamos hace tan solo 40 años.
Necesitamos repensar nuestra manera de fabricar y consumir para garantizar el cuidado de nuestro planeta y de la gente, aquí y en el resto de países. La reducción de residuos y el diseño de los productos para facilitar su reutilización y reciclaje son los primeros pasos para alcanzar una economía circular que nos acerque al residuo cero. La idea es que la mayor parte de los materiales que ahora se consideran residuos puedan reutilizarse o reciclarse, de tal forma que la última opción para su gestión sea el vertido y la incineración.
Ésta es la jerarquía de gestión de residuos que Europa y sobre todo la lógica reclaman. Sin embargo, en España la realidad es que invertimos totalmente la pirámide. En la Comunidad de Madrid más del 70% de los residuos van a vertedero, incineramos el 9% y no llegamos ni al 20% de reciclaje (MAGRAMA, 2013). Estamos lejos de alcanzar para 2020 ese 50% de reciclaje de residuos que nos exige la legislación estatal y europea, cada vez más estricta y con porcentajes de reciclaje más elevados. Nuestra gestión de residuos está obsoleta.
La gestión de residuos es un tema de actualidad que ha conseguido movilizar a parte de la ciudadanía madrileña comprometida con la introducción de mejoras en el sistema. Los proyectos de un macrovertedero al sureste de la región y dos posibles incineradoras han levantado nuevas alarmas entre la población, que se organiza para proponer una gestión de residuos que se encamine hacia el Residuo Cero. Una prueba de esto es que el próximo 31 de marzo tendrá lugar en Madrid, la conferencia “La Solución: Residuo Cero”.
¿Pero qué es exactamente Residuo Cero? Residuo Cero es diseñar y gestionar productos y procesos para reducir el volumen y la toxicidad de los residuos, conservar y recuperar todos los recursos y no quemarlos o enterrarlos. Residuo cero implica un cambio de paradigma y de cultura, de lo lineal a lo circular, de desterrar la incultura de usar y tirar a reducir el uso de materiales. Porque nada de lo que se ponga en el Mercado debería ser tóxico, y sí debería ser reparable, reutilizable y reciclable.
Residuo Cero se basa en la reducción de la producción en primer lugar, en la preparación para la reutilización en segundo lugar, y después el reciclaje. La mejor forma para realizar estos procesos consiste en separar y recoger los residuos en diferentes tipologías. Para empezar es fundamental hacer una buena gestión de los residuos orgánicos para su compostaje.
Fuente: ambientum