Cuando José Luis Navarro vino a Estados Unidos por primera vez, se le caían las lágrimas. Literalmente. Tanto que un «hombre negro de mediana edad me consoló y me acompañó durante todo el viaje», cuenta el empresario español a Dirigentes. «Perdimos el vuelo de conexión, así que cenamos juntos y nos contamos aventuras y desventuras. Aún me llama cada mes para ver si necesito algo.» Navarro es el Área Manager en Estados Unidos de Finca La Estacada, una pequeña bodega de Tarancón, Cuenca, propiedad de la familia Cantarero-Rodríguez.
Es uno de los nuevos conquistadores españoles de las Américas. Solo que esta vez llegan a la nueva tierra prometida con una maleta y para llamar puerta por puerta. «Mi estrategia la tuve clara desde el principio: visitar sitios adonde nadie iba. En precio no se puede competir con las super fábricas de vino. Y digo fábricas, que no bodegas».
En el primer trimestre de 2012, España exportó a Estados Unidos un total de alrededor de 221 millones de euros, el 10% del total exportado. El país americano se ha convertido, pues, en el tercer destino del vino español, tras Alemania y Reino Unido. O el segundo, si sólo se tiene en cuenta la denominación de origen protegida (DOP), con 69 millones de euros en caldos que cruzaron el Atlántico en ese período.
Bodegas familiares como la de Finca la Estacada tienen que competir con otras más grandes, y hacerlo en un mercado maduro y saturado. Félix Solís Avantis, un holding de bodegas que exporta desde vino de Rueda o Toro hasta el más prestigioso Rioja, con marcas como Viña Albali o Los Molinos, es la tercera en volumen de ventas de toda España, con 230 millones de botellas distribuidas por todo el mundo, según la empresa. Desde 2008 cuenta con una representación permanente en Nueva York, la «capital» de la degustación del vino en Estados Unidos. «Pero ya antes habíamos aprendido los trámites burocráticos necesarios para registrar la empresa en la Agencia Federal de la Alimentación (FDA)», asegura Félix Solís Ramos, Director de Exportación y Marketing. Se trata de comerse algo del pastel del vino en EEUU.
Las estadísticas de crecimiento de las ventas de vino en este mercado hablan por sí mismas. Estados Unidos invirtió en 2012 un 14,3% más que en 2011, estableciéndose así como primer importador mundial de vino en valor con 3.847 millones de euros, superando a los 3.730 millones invertidos por Reino Unido (+8,4%), según datos del OeMv (Observatorio Español del Mercado del Vino) apuntados por Félix Solís. Pero, ¿cómo puede competir una bodega española en un mercado saturado por los vinos franceses, italianos y, ahora, californianos o incluso tejanos? ¿Tirando el precio? «La gran ventaja de los vinos españoles es su diversidad, es decir, la existencia de muchos tipos de vinos para todos los bolsillos. En general, los vinos españoles presentan una excelente relación calidad-precio en todos los mercados en los que están presentes», asegura Solís.
Uno de los principales escollos está en la llamada «regulación de tres capas»: productor, importador y distribuidor. Por ley, el vino tiene que pasar por todas esas manos, con el consiguiente aumento de los márgenes comerciales que esto supone para el precio de la botella. Y la regulación es muy diferente en cada Estado. «Está Florida, que es bastante flexible en la venta de vino y puedes encontrarlo tanto en supermercados como licorerías», explica Navarro, «luego está Nueva York, donde sólo se vende en licorerías; y por último Pennsylvania, donde el gobierno tiene el control y solo se puede adquirir en sus tiendas ¡y antes de las 6 de la tarde!».
España es el primer productor de vino del mundo en cuanto a área plantada, el tercero mayor productor y el segundo mayor exportador en volumen. O sea, que la cosa va bien, pero, ¿por qué no tenemos tanta reputación como Francia, por ejemplo? «Lo que yo pediría es la unificación de los esfuerzos de las distintas Comunidades en la comunicación de la imagen España como una sola», dice Navarro. Aunque el gobierno puede ayudar y lo hace con iniciativas como Wines from Spain, aún queda mucho por avanzar: «Las autoridades tienen mucho camino por hacer para eliminar las barreras administrativas o al menos minimizar su impacto, o por trabajar por la promoción del consumo moderado del vino español», dicen desde Solís.
FUENTE: Dirigentes Digital