El suelo es un recurso no renovable y que la pérdida de los suelos constituye una de los principales problemas ambientales a nivel mundial, la conservación de los suelos es considerada de vital importancia para garantizar que los diversos factores ecológicos, climatológicos, hidrológicos, sociales, económicos y culturales interaccionen entre sí, usando de forma sustentable los suelos.
La importancia de la conservación del suelo
Promover el uso sustentable del suelo ha surgido como respuesta a los múltiples y diversos problemas a los que se ha enfrentado la calidad y la cantidad de los suelos aptos para el cultivo de alimentos y árboles de todo el mundo.
Diversos estudios han estimado que la naturaleza por sí sola puede tardar unos 200 años en lograr producir 1 cm de suelo fértil, por ello es realmente importante protegerlos y cuidarlos para garantizar su conservación, ya que de lo contrario, son capaces de empobrecerse fácilmente y en muy poco tiempo.
Entre las principales problemáticas que están sufriendo los suelos destacan:
- Erosión del suelo, así como compactación, aumento de la salinidad y de la acidez del suelo.
- Manejo inadecuado de las tierras de cultivo, creando un desequilibrio dentro del sistema productivo, el cual está directamente relacionado con la escasez de alimentos que podríamos sufrir en un futuro no muy lejano.
- La población del mundo (alrededor de unos 8.000 millones de habitantes), obliga a la humanidad a contar con al menos mil millones de hectáreas de terrenos agrícolas para garantizar sus necesidades alimenticias. Este hecho supone la constante presión sobre el potencial productivo de los suelos, así como de los recursos naturales en general.
Por todo ello, en la actualidad, numerosos sectores trabajan para renovar y acondicionar las técnicas productivas relacionadas con la preservación de los suelos, intentando que las prácticas adoptadas por agricultores, silvicultores y ganaderos sean lo más adecuadas posibles y siempre orientadas a la conservación de este recurso limitado, el cual no puede ser nunca desperdiciado.
Conservación del suelo – técnicas y prácticas
Entre las diferentes técnicas y prácticas que permiten un manejo adecuado de la tierra encontramos:
- Tomar muestras y llevar a cabo análisis del suelo para poder conocer sus características y propiedades físico-químicas, siendo capaces de detectar así, cualquier tipo de carencias.
- Realizar rotación y asociación de cultivos, favoreciendo así que las labores y maquinarias agrarias que voltean los suelos sean mínimas.
- Hacer la siembra de forma directa, sin aplicar ningún tipo de herbicidas ni fertilizantes químicos.
- Conservar los organismos del suelo, los cuales garantizan la fertilidad natural (química, física y biológica) de los suelos, así como la buena productividad de los cultivos.
- Aplicación de abonos naturales (estiércol de vaca o gallina en descomposición, humus de lombriz, abono de compostera o cenizas, entre otros).
- Colocar cobertura viva o muerta sobre el suelo, permitiendo así a la tierra conservar su humedad y nutrientes característicos de las capas altas del suelo.
Estas y muchas más son las principales técnicas y prácticas de conservación de los suelos que se realizan mediante el «manejo ecológico del suelo«, uno de los principales proyectos llevados a cabo por los programas de agroecología.
La aparición de la COVID-19 ha enfatizado la relación entre las personas y la naturaleza, y ha revelado los principios fundamentales de la disyuntiva a la que nos enfrentamos continuamente: los seres humanos tienen necesidades ilimitadas, pero el planeta posee una capacidad limitada para satisfacerlas. Tenemos que intentar comprender y valorar los límites hasta los que podemos presionar a la naturaleza antes de que su impacto sea negativo. Dichos límites se deben reflejar en nuestros patrones de consumo y producción.
Fuente: Ecología Verde