El Instituto de Estudios Fiscales publicó un informe titulado Tasas de residuos en España, que elaboró el Dr. Ignasi Puig Ventosa de la Fundació ENT y analiza un muestreo representativo de 125 municipios que incluye a las capitales provinciales, tanto a nivel comercial, como domiciliario.
La tasa de residuos es la que en general más recaudación les aporta a los municipios puesto que los servicios de recogida de residuos son de prestación obligatoria y tienen elevados costes. Dado que las haciendas municipales tienen situaciones financieras comprometidas, dichas tasas son las que pueden financiar los servicios de gestión de residuos. A ello se le suma el hecho de que el objetivo de estas tasas debería apuntar a que la distribución de las cargas económicas per cápita de los ciudadanos sean lo más justas posibles, tanto a nivel social como ambiental y que pueden ser eficaces instrumentos para promover prácticas ambientales más eficaces (en prevención y en reciclaje de los residuos).
La articulación del costo de las tasas depende de cada municipio: en un 44 % de los casos el estudio comprobó que cada domicilio paga una cuota fija, que no depende de si recicla o no correctamente, por tanto, los que si lo hacen subsidian a los que tiran su basura sin separarla. Durante el año de referencia tomado para este el estudio, que fue el 2015, el valor medio nacional para la tasa de residuos fue de 82,2 € anuales por domicilio. Dicho valor disminuye en los municipios con menos de 50.000 habitantes y aumenta en las capitales de provincia.
Disparidad e injusticia Una de las conclusiones principales del estudio apunta a que existe una gran disparidad entre los diferentes municipios en cuanto al grado de cobertura que se da en relación con los costos de los servicios, dado que el marco legal no exige cubrir su totalidad y este se considera un “punto débil” que afecta más a los residuos de origen comercial que a los domiciliarios. Las tasas comerciales se calculan principalmente, en función de la superficie y de la actividad, pero no se toman en cuenta otros factores y los casos en los que existe un beneficio fiscal que tenga por fin incentivar las buenas prácticas medioambientales, son muy infrecuentes.
El autor del estudio comenta que no se explota el potencial que dicha tasa tendría para mejorar la gestión de los residuos y alerta que esta situación es la antítesis del principio de quien contamine más debe pagar más, que sería una forma de premiar a ciudadanos y empresas medioambientalmente responsables y fomentar las buenas prácticas en los demás.
Fuente: Reciclaje de Residuos