Ayer tuvimos el honor de asistir, al anillamiento de cuatro crías de cigüeña con la Asociación Ardeidas y la Fundación Tagus, una actividad que se ha celebrado en una jornada que ha reunido componentes de educación ambiental, sensibilización y participación ciudadana.
Aprovechando le etapa final del periodo de cría se ha realizado esta actividad de carácter científico-divulgativo.
El responsable de Ardeidas, José Luis de la Cruz, ha señalado que el anillamiento permite la obtención de datos muy importantes sobre la fenología migratoria de las aves, su longevidad, productividad y otros datos biométricos de calado. Aunque es una especie catalogada de protección especial, el experto ha reconocido que, tras la regresión que sufrió hasta 1987, en las últimas décadas se ha ido recuperando, “aumentando la cría y reconquistando su área”. Se estima que en Talavera hay una treintena de nidos.
Aves que son parte del patrimonio natural, también ligado al cultural y arquitectónico
De la Cruz ha dicho que las cigüeñas forman parte del patrimonio natural, también ligado al cultural y arquitectónico, de la ciudad. Son aves que llevan muchos siglos criando y conviviendo en las ciudades, las que visitan anualmente para criar. Mantienen a su pareja de por vida y se reproducen todos los años en el mismo nido. Como curiosidad, ha destacado que sus crías, aunque emigren al África transahariana, sus pollos practican la ‘filopatria’, es decir, vuelven a criar donde lo han hecho sus padres.
“Pacto no escrito entre cigüeñas y hombres” para protegerse mutuamente
A preguntas de los periodistas, también se ha referido a los beneficios que tienen las cigüeñas para el campo, ya que son grandes consumidoras de langostos o roedores, lo que quita muchos problemas de plagas al campo. Existe como un “pacto no escrito entre la cigüeña y el hombre para protegerse los unos a los otros”, ha ensalzado, ya que también las personas tienen un “gran respeto, en general”, por este animal, que en algunos lugares de España es, incluso, un gran icono turístico.
Bautizados como ‘Bartolomé Nicolau’, ‘Caesarobriga’, ‘Tagus’ y ‘Ardeidas’
De este modo, el anillamiento de estos cuatro pollos, también ha supuesto su ‘bautizo’ en la ciudad y rodeado de esta veintena de escolares, a los que se ha tratado de inculcar “sensibilización” por esta especie y que reconozcan su importancia en todos los sentidos. Las cuatro crías han recibido los nombres de ‘Bartolomé Nicolau’, ‘Caesarobriga’, ‘Tagus’ y ‘Ardeidas’. Marcadas con esa anilla, estarán identificadas y se les podrá hacer seguimiento vital y migratorio durante su existencia, que está en una media de entre 25 y 30 años.
Fuente: Cope
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